Tomates verdes: cómo usarlos para preparar recetas en la mesa

Al final de la temporada, la mayoría de frutos verdes permanecen en las plantas de tomate, que no pueden alcanzar la madurez completa. La tradición propone dos recetas para utilizar tomates verdes y no desperdiciar nada.

Tabla de contenido
Al final de la temporada, la mayoría de frutos verdes permanecen en las plantas de tomate, que no pueden alcanzar la madurez completa. La tradición propone dos recetas para utilizar tomates verdes y no desperdiciar nada.

En el jardín toca hacer un poco de limpieza : eliminar las plantas secas y debilitadas, erradicar las raíces, quitar las estacas y recoger los últimos frutos, aunque todavía estén inmaduros, porque con la luz de septiembre difícilmente podrán madurar. En particular, cuando se trata de arrancar las plantas de tomate, notarás que todavía tienen muchos tomates verdes adheridos que, ya sabes, nunca madurarán. En lugar de tirarlos, puedes cosecharlos: incluso los tomates verdes, aún inmaduros, se pueden consumir, transformar de diferentes formas; las recetas son mas de una! Aquí hay un par de la tradición campesina.

Lavar y secar bien los tomates verdes, luego cortarlos por la mitad, quitar las semillas y hacer rodajas finas y redondas de 3-4 mm. Coloca las rodajas en un plato, agrega mucha sal y deja reposar un día entero. Pasadas las 24 horas, enjuaga los tomates en un colador y sécalos con un paño limpio. Luego, vuelva a colocarlos en una funda y cúbralos con una solución de vinagre de vino blanco diluido en agua (2/3 de vinagre y 1/3 de agua); se dejan descansar un día más. Pasadas otras 24 horas se aclaran y secan, siempre con un paño. Por último, disponer las rodajas de tomate en tarros de cristal, intercaladas con trozos de ajo y guindilla (al gusto) y hojas de laurel, o incluso perejil picado, al gusto, cubierto de aceite de oliva. Antes de consumirlos es bueno dejarlos reposar al menos un par de meses.

Los tomates verdes, bien lavados y secos, se cortan en trozos gruesos, se les quita las semillas y se vierten en una olla. Añadir el azúcar (½ kg de azúcar por 1 kg de tomates) y la ralladura de un limón, preferiblemente sin tratar. Cocine a fuego lento, revolviendo de vez en cuando para evitar que se pegue a la olla, hasta que la compota se haya homogeneizado y haya adquirido la consistencia adecuada y el color dorado (después de aproximadamente una hora). Para hacerlo aún más homogéneo, se puede licuar con una batidora de inmersión cuando aún esté en la olla, antes de verterlo en los frascos. La compota, aún caliente, está lista para ser vertida en frascos previamente esterilizados en agua hirviendo: para favorecer la formación de un vacío, es recomendable cerrarlos bien y ponerlos boca abajo hasta que se enfríen.