Habitualmente, las calderas murales para interiores, precisamente por su estética descuidada, se instalan "escondidas", por ejemplo, en un mueble alto especial de la cocina. A menudo voluminosos y con formas achaparradas y cuadradas, a veces incluso angulares, no son adecuados para ser instalados a simple vista. En comparación con la mayoría de los electrodomésticos, incluidos los acondicionadores de aire, que han evolucionado estéticamente con el tiempo, manteniendo la forma original adecuada para la funcionalidad, las calderas no han realizado cambios sustanciales en su aspecto a lo largo del tiempo, a excepción de las esquinas redondeadas en algunos modelos.
Algunas de las calderas de interior de última generación, en cambio, rompen con esta estética y tienen unas dimensiones reducidas y muy compactas , un factor útil sobre todo en hogares que no tienen armarios ocultos. Con perfiles más suaves o formas redondeadas también están disponibles en colores vivos, con acabados brillante o mate. El panel de control a veces es retráctil . Con este nuevo look, incluso la caldera se puede integrar en espacios “nobles” de la casa, como la cocina o el salón.
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