El olivo siempre se ha considerado una planta muy resistente a la adversidad y poco habituada a las enfermedades. De hecho se adapta bien a diferentes condiciones y el olivar requiere pocos cuidados.
Sin embargo, en particular las condiciones climáticas y del suelo, puede ser atacado por diversos hongos y bacterias, que también pueden causar importantes pérdidas de producción. Las diferentes variedades de olivo tienen diferente predisposición a contraer los distintos patógenos.
Queriendo cultivar el olivar con métodos orgánicos es muy importante saber reconocer las enfermedades, para poder combatir los patógenos de manera oportuna. De hecho, los métodos naturales son particularmente efectivos cuando se utilizan para detener una infección de raíz. Además, la prevención, que se lleva a cabo con una correcta práctica de cultivo durante todo el año, es fundamental para no tener problemas frecuentes.
Enfermedades bacterianas del olivo
Dos de los problemas más graves en el olivar son causados por bacterias: la sarna, que a menudo se propaga debido a la mosca del olivo, y la Xylella, que tanto ha dañado los olivos en Puglia en los últimos años. Veamos cómo reconocer estas patologías y qué métodos tenemos para prevenirlas o combatirlas.
Sarna del olivo
Patógeno: Pseudomonas syringae, subsp. savastanoi (bacteria)
La sarna es una de las enfermedades más frecuentes del olivar, es causada por una bacteria que penetra en la planta a través de heridas, muchas veces es traída por la picadura de la mosca del olivo. Como muchas otras bacterias, prolifera en condiciones de humedad.
Reconoce la sarna . Los síntomas típicos de la enfermedad se manifiestan por la formación de hinchazones verdes, suaves y lisos en los brotes jóvenes, pecíolos, troncos y raíces. Con el tiempo, estos signos de sarna tienden a oscurecerse y desprenderse y adquirir dimensiones variables. Las aceitunas pueden tener muescas o crecimientos oscuros. Estos crecimientos se llaman tumores.
Daño causado por la enfermedad. Las ramas de olivo afectadas por la sarna pueden secarse y morir, mientras que cuando el patógeno ataca los ápices se pueden formar cogollos latentes. Con el tiempo, la planta del olivo puede ralentizar su desarrollo vegetativo, hasta volverse improductiva.
Propagación . La bacteria se conserva en tumores, se puede propagar por la lluvia o por podaderas y penetra a través de heridas provocadas por la propia poda, por el granizo o por la oviposición de la mosca del olivo.
Contrarrestar la sarna del olivo. Para el tratamiento de la sarna en agricultura ecológica no se utiliza ningún tipo de producto, la defensa es preventiva y consiste en la aplicación de una serie de buenas prácticas:
- Evite la poda vigorosa que cause heridas extensas.
- No utilice herramientas de poda que se utilizan en olivos infectados.
- Elimine las partes de plantas enfermas de inmediato.
- También con fines preventivos, puede ser útil aplicar cobre sobre heridas causadas por granizo o poda.
- Lleve a cabo una lucha eficaz contra la mosca del olivo, por ejemplo, utilizando trampas como Tap Trap.
Xylella o CoDiRO (complejo de secado rápido del olivo)
Patógeno: Xylella fastidiosa (bacteria)
La bacteria Xylella está en el origen del complejo de secado rápido del olivo (CoDiRO), problema que inicialmente se manifiesta con un secado de las puntas de las hojas, y cuando se extiende a las ramas principales provoca la muerte de la planta. Esta enfermedad ha provocado recientemente la pérdida de varias hectáreas de olivares centenarios en Salento y se ha hecho tristemente famosa por ello.
Es una bacteria Gram negativa, que vive y se reproduce en el interior de los vasos del xilema, que permiten la circulación de agua y sales minerales dentro del olivo. La xylella provoca profundas alteraciones de la planta, a menudo letales. La bacteria es conocida por los graves daños que provoca en varios cultivos agrícolas: de hecho, es responsable de la enfermedad de Pierce en la vid, por ejemplo.
La lucha contra la Xylella es particularmente complicada de llevar a cabo, porque la bacteria tiene varias plantas hospedadoras, entre ellas la adelfa y el almendro, muchas de las cuales son espontáneas. Dado que la Xylella es una bacteria, necesita un vector para transportarla de un olivo a otro. En el caso de los olivos de Apulia, el vector se ha identificado en la escupidera mediana (Philaenus spumarius), un insecto que al picar la planta propaga la infección. Actualmente se está implementando una estricta profilaxis fitosanitaria para evitar la propagación del patógeno.
Enfermedades fúngicas del olivo
Además de la bacteriosis, la otra gran familia de enfermedades que pueden afectar al olivo son las debidas a los hongos. Frente a estas enfermedades criptogámicas, además de la lucha específica contra cada patógeno, resulta especialmente útil la prevención realizada en cultivo, evitando el estancamiento de agua en el suelo, favoreciendo la aireación del follaje con podas adecuadas y utilizando herramientas de corte desinfectadas.
Antracnosis
Patógeno: Gloeosporium olivae (hongo)
Cuando un olivo se infecta con antracnosis cerca del otoño, aparecen muescas oscuras hundidas con halo blanco en correspondencia con las lenticelas de las aceitunas, que también pueden afectar a toda la drupa. En invierno se produce la aparición de manchas en las hojas, se las puede reconocer porque son manchas redondas, blancas y hundidas. En las ramas de olivo, en cambio, aparecen manchas deprimidas de color ocre, en ocasiones también se produce el secado de los ápices.
Este hongo es capaz de mantenerse en las ramas y se propaga por medio de insectos vectores y agua, por lo que es favorecido por las lluvias.
En cuanto a la defensa con método biológico, se sugiere eliminar las ramas adheridas y los frutos afectados no recolectados. Los tratamientos con cobre también pueden ser efectivos contra otras adversidades.
Parásito abrupto
Patógeno: Stictsi panizzei (hongo)
La enfermedad se manifiesta con la aparición de manchas rojo ladrillo en las hojas de olivo, que posteriormente adquieren un color marrón, con una ligera depresión en la página inferior, especialmente en otoños cálidos y húmedos. A veces sigue la caída de las hojas y la pérdida de producción.
También se pueden realizar tratamientos a base de cobre contra el parásito repentino, siempre teniendo en cuenta que no están exentos de efectos sobre el medio ambiente y por tanto deben ser limitados.
Cercosporiosi
Patógeno: Cercospora cladosporiodes (hongo)
Los síntomas de la cercosporiosis se pueden ver en el envés de las hojas del olivo, donde aparecen manchas oscuras y aterciopeladas, a las que corresponden zonas cloróticas y de color oscuro en la página superior. A esto le sigue una abundante filoptosis (es decir, caída de hojas). La infección ocurre a fines del otoño en hojas que tienen al menos un año. El hongo se conserva en hojas caídas en el suelo o colgantes.
Para la defensa contra la cercospora se recomienda, especialmente en ambientes donde la enfermedad ocurre con frecuencia, plantar variedades menos susceptibles y utilizar todas las técnicas que favorezcan el desarrollo vegetativo. Los mismos tratamientos a base de cobre realizados en el período otoño-invierno contra el ojo de pavo real también son útiles en la lucha contra el patógeno.
Ahumado
Varios patógenos: los patógenos de la enfermedad son varios hongos, pertenecientes al género Capnodium, Pleosphaeria, Ceratocarpia, Peyronellea, Aureobasidium, Cladosporium, Alternaria.
La enfermedad del humo ocurre en el olivo con una capa de consistencia hollín y de color oscuro en las hojas, brotes, ramitas y drupas de olivo. Esta sustancia está formada por el micelio y los cuerpos fructíferos de los hongos. Se trata de organismos saprofitos polífagos, que viven a expensas de sustancias azucaradas (melaza), producidas al alterar el metabolismo de la planta o tras el ataque de insectos fitomíticos, como los pulgones. El daño causado por el ahumado a los olivos es indirecto: la formación de una costra impide los intercambios de gases, la actividad fotosintética y por tanto provoca caídas importantes en la producción.
La defensa consiste en combatir los insectos causantes de la enfermedad, como los pulgones y las cochinillas.
Lepra de aceitunas
Patógeno: Gloeosporium olivarum (hongo)
La lepra del olivo es una enfermedad que se presenta cerca de la maduración, cuando aparece una muesca redonda, ligeramente hundida, de color marrón negruzco en el fruto. Con el tiempo la aceituna afectada por la lepra tiende a secarse y momificarse, el aceite dentro de la drupa es turbio, ácido y rojizo. Los síntomas rara vez aparecen en las hojas, en forma de manchas amarillas, que con el tiempo se vuelven correosas. Sigue la caída de las hojas.
Las condiciones de alta humedad favorecen la aparición de la enfermedad. La defensa es preventiva: realizar podas encaminadas a limitar el estancamiento de la humedad, preferir, en el caso de los olivares de regadío, métodos de riego que eviten mojar el follaje, abonos equilibrados. Los tratamientos a base de cobre pueden resultar útiles en otoño.
Micosis de aceitunas
Patógeno: Sphaeropsis dalmatica (hongo)
Las drupas afectadas por esta enfermedad suelen haber sufrido ya ataques de la mosca del olivo. La micosis se manifiesta con la aparición de manchas necróticas en el fruto, hundidas, redondas, con borde elevado más claro y manchas negras, debido a los picnidios del hongo. Las frutas adheridas suben de tono. Para defenderse de la enfermedad es recomendable luchar contra el insecto que realmente la causa.
Ojo de pavo real o cicloconio
Patógeno: Spiloceae oleaginea (hongo)
Los síntomas más evidentes de la enfermedad se encuentran en las hojas, donde aparecen manchas circulares más o menos extensas. En relación con la etapa vegetativa del hongo, las manchas serán de color gris tendiendo al verde oscuro o rodeadas de un halo amarillo, llamado "ojos". En relación a la superficie ocupada por el arbusto, la hoja tiende gradualmente a amarillear y caer, restando la superficie fotosintetizadora de la planta.
Hay variedades que son más susceptibles al patógeno. La defensa, también en este caso, es de tipo preventivo, como en el caso de la lepra. Se recomiendan tratamientos cúpricos, en particular el uso de oxicloruros.
Septoria
Patógeno: Septoria spp. (seta)
Esta enfermedad provoca síntomas en las drupas, como la aparición de manchas claras o marrones en olivos ya debilitados, o en las hojas, como la aparición de manchas necróticas, según la especie de patógeno que afecte al olivo. Las precauciones preventivas observadas para otras enfermedades fúngicas también se aplican a la septoria.