El ciruelo es uno de los árboles frutales que mayor satisfacción da en el cultivo, siempre que se maneje bien, con atención a todos los aspectos y por tanto también a la poda.
En la familia de las ciruelas encontramos variedades de la especie europea, variedades de la especie sino-japonesa, y variedades siríacas y silvestres que aún producen frutos comestibles. La poda del ciruelo tiene algunas diferencias entre estos grandes grupos, pero afortunadamente hay muchos criterios comunes por los que podemos arreglárnoslas sin volvernos locos por tecnicismos excesivos incluso en un huerto orgánico mixto.
El ciruelo europeo tiende a tener un porte erguido, con ramas que crecen verticalmente, mientras que muchas variedades sino-japonesas tienen una vegetación más abierta y llorosa. Ambas especies de ciruela dan fruto en brindilli (ramas de unos 15-20 centímetros de largo), en ramas mixtas y en formaciones frutales cortas llamadas "racimos de mayo", que a veces se insertan en las ramas. El ciruelo europeo, sin embargo, tiende a producir principalmente en racimos en mayo, mientras que el ciruelo chino-japonés indistintamente en todos estos tipos de ramas, produce flores y luego frutos en abundancia. En consecuencia, en términos generales, la poda de muchas variedades de ciruelos chino-japoneses debe ser más intensa que la del ciruelo europeo y esto ya es una pauta en las diferencias entre los dos grupos.
Al podar el ciruelo
La poda del ciruelo en plena producción se realiza en invierno en seco y durante la temporada primavera-verano en verde. En invierno, teóricamente, siempre podríamos podar, excepto durante los períodos de heladas, pero para estar más seguros, es mejor esperar al final de la temporada de frío y comprobar si las heladas dañan los cogollos. Esto nos ayuda a comprender cuánta carga productiva dejar en función de lo que está realmente presente. En el sur, donde probablemente no lleguen las heladas, esperar a que acabe el invierno para podar adquiere otro significado, ligado a la posible caída de los botones florales por no satisfacer las necesidades del frío. También en este caso, la poda se realizará en función de la cantidad de botones florales que queden realmente.
Poda de producción
Cortando las ramas. Al podar la ciruela, lo ideal es aclarar las ramas fructíferas, evitar el fenómeno de alternancia de producción y producir ciruelas y ciruelas de tamaño adecuado. Adelgazar las ramas significa eliminar algunas de ellas en la base donde hay demasiadas y cerca unas de otras. A la hora de elegir, preferimos eliminar aquellos que tienden a ir hacia el interior del cabello y los que se cruzan con otros. En fruta de hueso también es posible acortar las ramas mixtas por encima de la yema, pero no las de un año, ya que esto las estimularía a vegetar sin dar producción. Estas ramas deben dejarse enteras, para que a su vez generen racimos de mayo, brindis y ramas mixtas. El año siguiente será posible pellizcar precisamente en correspondencia con estas formaciones fructíferas.
Dilución de frutos pequeños. En verde, la práctica del aclareo de frutos juega un papel importante en la producción constante en el tiempo. Las plantas tienen tal mecanismo hormonal que en los años de carga disminuye la diferenciación floral de los brotes para el año siguiente. El aclareo evita esta alternancia de producción, siempre que se realice en el momento adecuado, es decir, justo antes del endurecimiento de la piedra. Los frutos pequeños se retiran manualmente después de la caída natural, y se deja uno cada 6-7 cm de rama.
Chupones y chupones. En cualquier época del año se eliminan los chupones, que crecen verticalmente en el dorso de las ramas, y los chupones si se forman a partir del patrón. La eliminación de los chupones es fundamental en plantas que aún son pequeñas, porque estas ramas les quitan mucha energía.
Poda agrícola
En cuanto a los melocotoneros y albaricoqueros, también para el ciruelo la forma de cultivo recomendada es el florero, en el que el tronco principal se ramifica a 70-100 cm del suelo en tres ramas abiertas cubiertas de ramas laterales. La planta así levantada alcanza una altura de unos 3 metros (variable en función del patrón, que suele ser vigoroso), muestra una buena expansión lateral y una excelente intercepción de la luz dentro del dosel. Para alcanzar esta conformación se necesitan al menos 3 años de un cuidadoso manejo de la poda de cría desde la planta. Durante la fase de cría es importante ser delicado en la apertura de las ramas, porque los ciruelos presentan cierto riesgo de descamación.
Algunas pautas para la poda.
Para aprender a podar el ciruelo es bueno tener siempre en cuenta los cuatro criterios principales que son los objetivos de este trabajo de corte.
- Manteniendo la forma. Al podar pretendemos mantener la forma deseada. Los primeros tres o cuatro años después de la plantación son fundamentales, pero incluso después tendremos que podar para conservar la forma construida.
- Dilución para reequilibrar la producción. Otro criterio es asegurar una producción equilibrada con desarrollo vegetativo. Para ello, las ramas fructíferas deben adelgazarse y ventilarse. Una buena aireación del follaje también es un requisito previo para su salud.
- Contiene el tamaño . No menos importante es el propósito de contener el desarrollo de la planta: las tres ramas principales que forman la maceta no deben exceder los 3-4 metros de longitud. Esto permite ciruelos manejables para la mayoría de las intervenciones en el suelo.
- Elimina lo seco. Por último, la poda también sirve para eliminar las ramas secas, afectadas por patologías o dañadas por el viento. Las ramas enfermas deben retirarse del huerto y, si es posible, quemarse, de lo contrario compostarse.
Precauciones importantes al cortar las ramas.
El mantenimiento de las herramientas de poda es importante, y no solo en su funcionalidad, sino también en la limpieza. Es fundamental desinfectar las hojas cuando existe la certeza o incluso la duda de que algunos ejemplares de ciruelos han sido afectados por patologías. En este caso es necesario desinfectar las herramientas al pasar de plantas enfermas (o presuntas) a sanas.
Los cortes deben ser limpios y ejecutados con decisión, sin dejar escamas en la madera. Debe dejarse una pequeña porción de madera para favorecer la cicatrización del corte. Para evitar la acumulación de estanques de agua dañinos en el corte, también es necesario realizar cortes inclinados justo encima de una gema. También en este caso queda una pequeña porción de la rama sobre la yema, pero no un muñón largo porque esta podría pudrirse.
Finalmente, siempre es bueno recordar no cortar demasiado. Una planta vigorosamente podada reacciona con una fuerte vegetación y se rompe el equilibrio vegetativo-productivo. Es mejor podar regularmente de año en año, pero sin exagerar.